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21.3.11

Carta a Obama de una mujer Chilena

Bienvenido Presidente , pero...

Honrada por la deferencia de visitarnos en su primera gira a América Latina, y con mucho respeto, junto con aplaudirlo, quisiera analizar:
Se dice que usted viene para manifestar un reconocimiento a la seriedad de nuestra economía e instituciones democráticas, el aporte al libre comercio y el contraste que marca Chile respecto a gobiernos populistas.


Muy agradecidos. Pero es también una gran oportunidad para una nueva forma de asociación, que, tal como se ha venido haciendo con proyectos como Chile-California, consolide por fin un trato que incluya ciertas garantías como un sistema respetado para resolver eventuales conflictos, considerando la indefensión en que suele quedar un país tan menor. Porque, aunque nos halaguen mucho los actuales reconocimientos, lo cierto es que cuando Chile se hizo realmente competitivo en algunos rubros, apareció en EE.UU. un lobby feroz que condujo al tema de las uvas envenenadas: sin pruebas, Washington nos castigó con una increíble dureza que arruinó incluso nuestra llegada a mercados delicados como el japonés; y cuando se estableció que las uvas fueron inoculadas con cianuro en territorio norteamericano, nunca se nos indemnizó.
La historia nuestra ha sido así, complicada.


En la Segunda Guerra Mundial, Washington nos exigió entregarle cobre a un precio irrisorio (11,7 centavos de dólar la libra, cuando el valor mercado era 25 centavos). Este país pequeño y ajeno al conflicto pagó un costo que se calcula en 11 mil millones de dólares actuales, (la más grande contribución per cápita, pues éramos sólo 5 millones de chilenos) mientras otros hicieron pingües negocios. Nunca se nos agradeció. Y lo mismo se repitió en la guerra de Corea.

En política, a la Casa Blanca no le gustó Allende y actuó, después no le gustó Pinochet y también actuó... Chile siempre ha sido territorio donde EE.UU. practicaba sus principios con extrema severidad, por ser lejano e irrelevante a sus ojos, mientras en países claves para Washington se hacía la vista gorda con esos mismos conceptos y se premiaba a gobiernos corruptos y dictatoriales, pero obsecuentes con EE.UU. y sus intereses.


Por eso, bienvenido Presidente Obama. Pero comprenda que a este pequeño y lejano país le ha costado muchísimo ponerse de pie y avanzar con la seriedad que lo está haciendo. Ayúdenos simplemente respetando el libre comercio y dejándonos funcionar; reconozca que tanto nuestra democracia como nuestra economía las hemos construido solos, a través de gobiernos de diversos símbolos pero todos serios y responsables.


Tal vez, estimado Presidente Obama, ahora que EE.UU. -siendo aún primera potencia mundial- ve surgir otros núcleos de poder como China, que tiene una activa y creciente presencia en Africa en busca de materias primas y en América Latina en busca de influencia, empiece por fin una relación seria con esta región que su país ya no puede ignorar, o no debería. Nos va a requerir, pues Chile es clave en la administración del Pacífico Sur, los pasos interoceánicos, el acceso a la Antártica...en fin, ya no estamos tan lejos, y hay otros cortejándonos.


Bienvenido, Presidente Obama, e iniciemos por fin una relación madura, sostenida en el tiempo y clara en los objetivos.


Karin Ebernsperger
Analista Internacional

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