NUESTRO GENESIS

Quiero dedicar estos escritos que aquí comienzo, especialmente a los que fueron mis alumnos-amigos, en su mayoría mujeres, que hicieron posible el desarrollo de los planteamientos centrales que quiero aquí expresar...
Mi gratitud hacia esas presencias que con la mirada atónita se encontraron con estas ideas, yendo a buscar en principio autoconocimiento y sanación…
Aparentemente, no fue lo que ellos creían que era… …pero en el sentido estricto del contenido, creo que fue exactamente eso lo que encontraron…y mucho más…..

Vaya mi reconocimiento a las circunstancias que hacen posible poder escribir esto; algo que en su mayor parte había sido transmitido sólo oralmente…
Veo ahora la necesidad de expresarlo como una compensación emocional y medida de seguridad para no olvidar... algo que formalmente es un discontinuo de lo que un tiempo a esta parte he estado comunicando, sin embargo, retomo el mismo fundamento de otro escrito publicado por mi sobre La Memoria, hace mas de un ano…


Nuestro Génesis
1ª parte.

Con la certitud que la especie humana tiene la mas compleja y total de las misiones, es que su nacimiento y madurez son tremendamente difíciles que se realicen…a pesar que es todo el Cosmos que nos coopera…...pacientemente….

Nuestra condición de nacimiento esta marcada por la vulnerabilidad…
Somos la especie que nace más desnuda y dependiente de todo….; algo que sin duda refleja nuestra condición de “visitantes” de esta tierra…..
Si fuéramos hijos de ella, vendríamos con la “marraqueta” bajo el brazo y con empatía natural por el medio y los habitantes que nos rodean…..lo que nos ha costado milenios en aprender…. algo…
Así, nacemos aparentemente como inocentes espectadores de nuestras circunstancias físicas materiales…
Y es a una parte de estas circunstancias, a las que quiero referirme…el de nuestro progresivo crecimiento ontológico y algunos momentos claves de ella… que implican la posibilidad de una visión integrada, de nuestra conciencia. Algo que ha tenido que esperar a su vez la integración e internalización de una Cultura Global planetaria…lo que aún es resistido como acontecer espiritual, y que como proceso inevitable e irreversible, hay que intentar sincronizarse a él, desde el si mismo sagrado, de cada uno….
Digo sagrado, porque más que del contexto cultural base en que nacemos, que nos da el “temenus”, el “pathos”,…va a depender de nuestra intuición, de nuestra forma de mediación con este todo en el que estamos inmersos y nuestra epifanía; el destino particular, uni-versal, de cada uno, que nos da la posibilidad de re-unir y organizarnos en la diversidad ...

Nuestra condición de “bebé”humano, está abierta a toda vicisitud natural, y va responder su crecimiento a la calidad específica de “calor”afectivo, básicamente en la alimentación física, a través de substancias y contacto físico; pero principalmente al calor afectivo-espiritual que permitiría “procesar” esas substancias, en la confianza, seguridad y sobre todo Amor.. (concepto de resilience..)..
Esto, para centrar el desarrollo, ya no en el sistema de sobrevivencia (cabeza..y sus concomitancias de poder posteriores..) sino en el de una percepción más allá de lo inmediato, una percepción interna, global, con conciencia de lo trascendente….

Esta percepción global permitiría unificar nuestras energías en conciencia y acciones que responden a una totalidad; algo que posibilita co-municarnos en un sentido amplio del término…
Pero cuándo comienza esto?
Situándonos en la ilusión de esta dimensión, cuando el bebé humano gatea y se para en sus dos pies, una verdadera odisea de carácter cósmico acontece; se yergue el espíritu humano, su Misión comienza, y con ella, el lenguaje verbal: HABLA…
Ahí, en el gesto más propio y especifico del ser humano, su verticalidad, algo pasa antes a toda escala, para que esto ocurra….
Todos los niveles, planos y energías se ponen en juego para que esto ocurra…
Es así como a nivel morfo-fisiológico, ese algo que debe ocurrir muy específico, es que va a descender VOLUNTARIAMENTE (a través del lenguaje verbal) y específicamente, con la lengua que toca nuestro paladar, algunas energías de la cabeza (nuestro cosmos, nuestra tierra) hacia todo el cuerpo; dejando ahora el CENTRO geométrico de nuestro esquema corporal: en el corazón, y los brazos, liberados del contacto terrenal…
Este paladeo (la…pa….ma..) que da la movilidad a la mandíbula y que comienza antes de erguirnos verticalmente, es la formación del PUENTE que hace posible el traspaso energético; el toque, esa conexión-enchufe nos gatilla y conecta a esa parte superior de nuestro cuerpo, que es la cabeza y todo el sistema neuro sensorio allí existente...
Allí comienza nuestra aventura en la tierra…


Eleonora Godoy Divin