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2.1.11

ROSAS EN INVIERNO

La crisis parecia perfecta para limpiar un aire contaminado, pero su violencia ha sido tal que ha creado màs bien un desorden selvàtico. Acaso solo podamos capearla arrojando por la borda lo superfluo.

Los clàsicos aconsejan no desear rosas en invierno. Nuestro mundo sin embargo, està construido con deseos fuera de sazon, y esos apetitos indebidos gobiernan los mercados y las vidas. La temperatura del consumo regula los flujos financieros y la economia libidinal, en una madeja de redes que oprime o sujeta los cuerpos obesos de los paises y gentes. Desazonados, intentamos entender lo que nos pasa, pero evitamos constatar que nos pasan y nos pesan demasiadas cosas. Ese lastre de objetos innecesarios y necesidades arbitrarias gravita sobre un tejido material y social que deforma bajo su peso, creando una deuda de deseo tan incandescente y toxica como la deuda monetaria que hoy nos tiene a todos en vilo, pendientes de contagios que pueden facilmente socavar la estabilidad de nuestros ecosistemas economicos.

La actual crisis parecia una tormenta perfecta capàz de limpiar el aire de tanta contaminacion, pero su violencia ha sido tal que ha creado màs bien un desorden selvàtico, y acaso solo podamos capear esta tempestad arrojando por la borda lo superfluo.

En el territorio de la arquitectura, donde los excesos han sido tan notorios durante los ùltimos tpos, dos eventos recientezs figuran quizàs una mudanza de actitudes : un congreso internacional celebrado en junio en Pamplona bajo el lema ‘Màs por menos’ y una exposicion que se muestra desde octubre en Nueva York con el titulo 'Pequena escala, gran cambio'.


El congreso, organizado por la Fundacion Arquitectura y Sociedad, reunio a 15 figuras de 5 continentes que suministraron un retrato coral del actual momento de una disciplina en mutacion, donde la necesidad de ofrecer mas eficacia, mas utilidad y mas placer usando menos materiales, menos energia y menos dinero, supone un bienvenido retorno a logicas intemporales.
La exposicion, realizada en el Museum of Modern Art con un ambicioso montaje que combina grandes maquetas, documentos originales y videos ilustrativos, agrupa 11 proyectos de ambas Américas, Africa, Asia y Europa –desde una escuela en Bangladesh o un museo del apartheid en Sudàfrica hasta la transformacion de una torre de vivienda social en paris o la regeneracion de una favela en Rio de Janeiro-que se describen como las nuevas arquitecturas del compromiso social, porque respondiendo a las necesidades de entornos desfavorecidos aspiran a restablecer el vinculo entre arquitectura y sociedad que caracterizo épocas no tan lejanas.


Tanto el libro del congreso, que entrevista en profundidad a los protagonistas, como el catàlogo de la exposicion, que publica en detalle los proyectos seleccionados, contribuyen a dibujar el nuevo papel de los arquitectos en el tiempo que viene: un papel de responsabilidad técnica y economica por entero alejado del narcisismo autocomplaciente, y un papel de servicio social o ciudadano que comparten con muchas otras profesiones creativas. Con frecuencia, ese sentido de la responsabilidad y ese espiritu de servicio se manifiestan a través de la renuncia a lo accesorio, el esfuerzo por separar lo sustancial de lo prescindible, y el empeno en alcanzar esas metas utilizando medios limitados. Es una arquitectura que procura reconciliar la excelencia estética de sus objetos con la excelencia ética de sus procesos, que sitùa las necesidades de sus destinatarios en el centro de su actividad, y que se pone en suma, al servicio de la vida.

Nuevas corrientes en arquitectura se alejan de la hoguera de las vanidades de los ùltimos tiempos.
Se proponen viviendas confortables, baratas, integradas en el entorno y de utilidad social.

Tres arquitectos de tres continentes aparecen en ambos eventos, y sus perfiles sirven quizàs para jalonar este cambio emergente. El Chileno Alejandro Aravena y su grupo Elemental han promovido la construccion de viviendas para comunidades necesitadas – a menudo albergadas precariamente en poblados de chavolas o favelas -, con conjuntos de alta densidad y baja altura que los usuarios completan en diàlogo con los arquitectos pero utilizando sus propios medios, en un ejercicio ejemplar de corresponsabilidad que alivia la carga financiera del Estado y de los propietarios mientras levanta barrios eficaces y sostenibles.


Por su parte, los franceses Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassal han abordado el tema de la vivienda social a partir de la regeneracion de los anonimos bloques y torres de los anos sesenta que forman la periferia de todas las ciudades europeas, cuya demolicion-y el despilfarro de recursos que supone –evitan los arquitectos con modulos prefabricados que se superponen a las fachadas existentes para dotar a los edificios del espacio, el confort y la transparencia que les falta, rehabilitando construcciones obsoletas con pocos medios y mucha inteligencia.
Diébédo Francis Kéré, por ùltimo, ha levantado escuelas en su nativa Burkina Faso hibridando los materiales vernàculos y la mano de obra local con la destreza técnica adquirida durante su formacion berlinesa, para dotar a su pueblo de la mas formidable herramienta de desarrollo : aulas funcionales, frescas y luminosas construidas sin apenas recursos monetarios con bloques de adobe y cubiertas ligeras, y cuya emocionante belleza reside en su laconica austeridad.


Aunque muchas de estas experiencias admirables surgen en contextos de escasez o limitacion, las lecciones que ofrecen en el empleo escueto de recursos tienen una validez general que desborda sus circunstancias particulares. Los entornos mas prosperos harian bien en inspirarse en su actitud para abordar con sensatez y responsabilidad no solo las actuales dificultades economicas, sino también los problemas ecologicos y climàticos de mas largo alcance, y sobre todo la crisis cultural e ideologica provocada por el exceso de bienes y estimulos, que embota la sensibilidad y devalua el significado singular de los objetos, los espacios o los afectos: la renuncia a la algarabia de mensajes redundantes y artificios innecesarios que nos asedian puede ser una fuente de riqueza intelectual y emocional, porque el desprendimiento de lo accesorio permite concentrar la mirada en lo que realmente importa.


Al cabo, estas arquitecturas de la necesidad son también arquitecturas del deseo, por mas que ese deseo se oriente a la exacta dignidad de lo cotidiano en lugar de extravagantes ofertas de lo excepcional, cuyo resultado cuantitativamente ha sido una burbuja inmobiliaria que ha desvastado nuestros paisajes y nuestras finanzas, y cuya expresion cualitativa ha sido una cosecha de obras iconicas que, con gran coste economico, han promovido la originalidad como ùnico atributo que otorga visibilidad en la cultura mediàtica, en desmérito de la elegancia silenciosa del despojamiento y la subordinacion a las demandas colectivas escenciales.


Hace hoy 30 anos escribi mi primer articulo (Arquitectura de papel, papel de la Arquitectura) y alli resumia telegràficamente la situacion que entonces atravesaba esta disciplina : « En las ùltimas dos décadas hemos visto el énfasis tecnologico de los primeros sesenta sustituido por la pasion sociologica de los setenta, y ésta a su vez sucedida por el ardor artistico que se configura nitidamente como el rasgo mas caracteristico del inicio de los ochenta. »
Ha pasado mucho tiempo, y aquel ardor artistico encendio una hoguera de vanidades que, extinguido el fuego, solo deja tras de si sabor a ceniza. Pero en el malpais escombrado de escoria por la erupcion volcànica de la prosperidad impostada, una nueva generacion se esfuerza en ofrecer mas por menos, cambiando el mundo y transformàndonos a todos con su estética de lo necesario y con su renuncia a desear rosas en invierno.


por Luis fernàndez Galiano, Arquitecto.

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